Hoy me veo con la
obligación de deciros algunos de los motivos por los cuales mi querida amiga llegó
a esta situación.
Pretendo que sepáis que
las causas de esta enfermedad no sólo son los estereotipos de excesiva delgadez
que impone actualmente nuestra sociedad.
Ella nunca tuvo una alta
autoestima, ni seguridad en sí misma. Influyó bastante en su vida la falta de
un gran pilar, la obsesión lógica de su madre por las dietas, la excesiva
responsabilidad que ha acarreado desde pequeña, la sobreprotección tanto para
salir como para poder estar con chicos, la asimilación del llorar con ser
débil, de la delgadez con el éxito, el escuchar típicos comentarios sobre su
físico y sobre su capacidad para lograr lo que quiere por parte de su padre,
siendo captadas no sólo como unas simples bromas.
Como veis, son muchos
los factores que han propiciado su final. Aun así puedes superar todo lo que te
propongas, TODO, aunque poseas bastantes papeletas para fracasar, ya que si son
muchas las personas que han podido superar esto, tú también podrás hacerlo.
La fórmula para
conseguirlo es clave. Necesitas querer. Si no quieres curarte, no tienes nada
que hacer en contra de esta enfermedad. Además de ser clave para esto, lo es
para el resto de las cosas que nos rodea día a día. Muchas veces decimos que no
podemos hacer algo porque realmente no queremos hacerlo. La idea de tener que
esforzarse para lograrlo nos aterra, nos echa para atrás, nos impide poder, y
sobre todo, nos da miedo.
El miedo hace que no vayamos a por lo que realmente queremos. Siempre nos movemos en un mismo círculo de seguridad del que nos da pánico salir, pero si deseamos avanzar como personas, conseguir cumplir nuestros sueños y dejar de vivir con miedo a que esa seguridad se aleje de nosotros, tenemos que ser valientes. Y no penséis que una persona valiente no tiene miedo, porque no es así, lo que pasa es que no le afecta tan negativamente el temor ni le impide alcanzar lo que desea cumplir.
Os aconsejo que miréis
por vosotros mismos y que no intentéis, sino que hagáis lo que os beneficia,
sin ningún tipo de temor a fracasar o a la dificultad que requiere el lograrlo.
Recordad que quien vive
temeroso, nunca será libre.